El premio de MARCELA
Nuestra obra MARCELA, LA HIJA DEL POETA obtuvo un hermoso reconocimiento en el Festival Arganzueloros 2021, organizado por Fundación Siglo de Oro. La representación que recibió el premio tuvo lugar el pasado veintinueve de agosto. Ello nos obligó a actuar de nuevo el día cinco de septiembre. No podemos sino agradecer a la organización del certamen dicho premio (Ana Ramos, Toni Carles y Silvia, de la Fundación), así como a los técnicos del teatro (Manu y Carlos) y al resto de personal (Alejandra y Axel) por habernos hecho las cosas fáciles. Estuvimos como en casa, disfrutando de ese bonito espacio que recuerda a los antiguos corrales de comedias en pleno Madrid Río, frente al Palacio de Cristal y a solo unos metros de las naves culturales de Matadero. Agradecemos también al público asistente que nos arropase y permaneciese atento durante los 100 minutos que dura el espectáculo, riendo y emocionándose con las actuaciones de Ana Belén Casas, Andrés López, Nhoa Fernández, Rebeca Costa y Clara Cremades. Tampoco puedo olvidarme de quienes apostaron por el proyecto desde sus inicios: Mª José Pardo, Javier Hidalgo y Ana Mª García (Ayuntamiento de Albacete), Juan Ramón Pardo (Fuentealbilla), Lola Abellán (Cabezo de Torres), Samuel Mondéjar (Casas de Benítez), Raquel Martínez y Ana Dolors (vestuario), Elvira Carrión (coreografías), Begoña Olavide y Rebeca Costa (música), Susanna Vardannyan y Carlota Ruiz (asesoría musical), Estefan Emilov (escenografía), Senén Plaza (diseño de cartelería y folletos) y a nuestro técnico en gira Juan Cris Perona. No quiero olvidar el impagable apoyo de los creadores José Pascual Abellán y Nacho Hevia, del hiperactivo Emilio Martínez; de las grandes actrices (y actor) Marta Navas, Nuria Mencía, Joge Kent y su hija Veva, de la excelente dramaturga Itziar Pascual, etc. Se marcha el verano y llegan épocas de cosecha. Nosotros recogemos un sencillo premio que nos da impulso y alas para seguir soñando. Larga vida al teatro y a todos aquellos locos que, aun con pandemias de por medio, con restricciones, ERTEs y dificultades mil siguen queriendo subirse a un escenario para encarnar personajes y crear esa magia irrepetible que se consigue cuando el espectador vive con ellos una historia única en un momento concreto y bajo unas circunstancias que nunca más volverán a ser exactamente iguales. Por esa magia merece la pena seguir intentándolo.