El pasado 30 de marzo tuvimos la oportunidad de presentar mi primera novela histórica, «Osuna», inspirada en la fascinante vida de don Pedro Téllez-Girón, III duque de Osuna, en el bello Salón de Plenos del Museo Municipal (antiguo Ayuntamiento), en Albacete. Fue posible gracias a la editorial Chamán Ediciones, cuyos responsables, Pedro Gascón y Anaís Toboso, decidieron incluir esta historia en su catálogo, trabajando desde el primer momento para poder dar a la imprenta tan cuidada y hermosa edición. La tarde, desapacible, no impidió que el espacio se llenara de amigos y familiares, que quisieron ser los primeros en hacerse con un ejemplar. Gracias a ellos por estar siempre cuando se les necesita, y en especial a mi esposa Ana Belén Casas, por la lectura de dos fragmentos de la obra. También agradezco a Mª José Pardo y toda la Concejalía de Cultura, así como a José González (concejal de Educación) que asistieran y apoyaran este evento. Por último quiero poner en valor el excelente reportaje que hizo el fotógrafo Chema Moragón, inmortalizando para el recuerdo este bonito día.
Disfruté sobremanera explicando algunas de las anécdotas que pueblan el libro y deseo que entretengan a los lectores. El gozo de escribirlas solo es superado por el de mostrarlas. Osuna, al que algunos llamaron «el Grande» a pesar de ser de estatura más bien baja, fue un noble español de principios del siglo XVII cuya vida bien daría para una buena película de Netflix. Enamoradizo, valiente como ningún otro, visionario, excelente capitán, dilapidador de su fortuna, emprendedor de grandes proyectos navales que eclipsaron la Armada de Felipe III e hicieron temblar a la soberbia Venecia, Pedro Téllez-Girón firmó una vida tan rebosante de vida como de importantes acontecimientos. De joven calavera cuando recibió el ducado de Osuna con tan solo veinte años, pasó a soldado en Flandes, para después hacerse con los virreinatos de Sicilia y Nápoles. La acción, el impulso de grandes retos que implicaban la construcción incesante de galeras y galeones, además de la preparación de miles de soldados para que los enemigos de España no destruyeran nuestros barcos ni asolaran las costas, lo guio siempre. De carácter extrovertido e impredecible, su personalidad, hechos y logros no dejaron indiferentes a ninguno de sus contemporáneos.